La Sabiduría del Ser No. 98 Los 10 Mandamientos de la Era de Acuario Ciencia Arte Filosofía y Mística-Trimestre: julio, agosto, septiembre 2023 Material didáctico para uso interno y exclusivo de estudiantes Del Instituto Cultural Quetzalcóatl de Antropología Psicoanalítica, A.C. www.samalegnosis.net ? www.samaelgnosis.org www.samelgnosis.us ?www.samelgnosis.net/fr CONTENIDO: Los 10 mandamientos de la Era de Acuario 3 Amarás a tu Dios interno y al prójimo como a ti mismo 4 Estudiarás la doctrina secreta del Salvador del Mundo 6 No vituperes jamás del prójimo ni hables palabras inmodestas o vanas 8 Deberás sacrificarte por amor a la humanidad y amar a tus peores enemigos 10 Deberás obedecer la voluntad del Padre; así en los cielos como en la tierra 12 No cometerás fornicación, ni adulterio en pensamiento, palabra y obra 14 Lucharás contra el mundo, el demonio y la carne 17 Deberás ser infinitamente paciente y misericordioso 20 Practicaréis el arcano A.Z.F. con tu Mujer 22 Lavaréis tus pies en las aguas de la renunciación 25 Imagen de portada: “Moisés desciende del Monte Sinaí con los Diez Mandamientos” (fragmento). Ferdinand Bol. 1662. Revistas anteriores: https://www.samaelgnosis.net/revista/numeros.html Suscripciones: https://www.samaelgnosis.net/revista/suscripcion.htm Los 10 mandamientos de la Era de Acuario ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Para dónde vamos? ¿Para qué vivimos? ¿Por qué vivimos? Son incógnitas que el ser humano no puede resolver o que ni siquiera sabe, porque no le interesa, porque piensa de sí mismo lo mejor, nos encontramos en una difícil situación porque ignoramos el secreto de nuestras tragedias, no nos conocemos a sí mismos como realmente somos, pero pensamos de sí mismos lo mejor. Nosotros en este conocimiento buscamos, la paz, la felicidad, un cambio positivo, el amor entre los seres humanos, queremos el desarrollo de nuestras facultades que están en estado latente y para ello debemos cumplir con las leyes divinas, sus mandatos, mandamientos, anhelamos la autorrealización íntima del Ser: el desarrollo armonioso de todas las infinitas posibilidades humanas, el perfeccionamiento de las diversas partes del Ser. Para lograr la autorrealización es necesario que se realice un trabajo consciente hecho con suma paciencia, súper esfuerzos y auto sacrificio. Conocerse a sí mismo es haber logrado la identificación con su propio ser divinal, lo opuesto es alejarse del Ser y continuar como ego. No recordamos nuestras vidas pasadas porque tenemos la consciencia dormida, debemos de hacernos conscientes de lo que realizamos en esta existencia con el propósito de hacernos perfectos y esto sucede cuando llevamos a la práctica los tres factores de la revolución de la consciencia: Nacer: aprovechar nuestra energía creadora de manera positiva. Morir: dar muerte a los defectos previamente comprendidos. Sacrificarnos por la humanidad: servicio desinteresado y consciente a nuestros semejantes. La muerte física es el principio del regreso a este mundo con la finalidad de irnos perfeccionando, regresamos a este mundo con solamente un tres por ciento de esencia libre y un 97% embotellada en los yoes o defectos psicológicos que deben ser comprendidos y eliminados, con el auxilio de nuestra divina madre interior particular. Si en 3000 ciclos de 108 vidas cada uno no se lleva a cabo los tres factores de la revolución de la conciencia, toda puerta se cierra y la esencia se convierte en un elemental inocente que se sumerge luego en el espíritu universal de vida para siempre. Aclarando que después de éstos 3000 ciclos de existencia es imposible la Auto-Realización Intima del Ser. Si pensamos, sentimos y obramos de manera correcta, si cumplimos con los diez mandamientos de la ley divina, renaceremos en hogares felices, hermosos, con abundancia, paz y prosperidad. Se nos ha dado libertad, libre albedrío para elegir y podemos hacer lo que queramos, pero es cierto que tenemos que responder ante la Ley por todos nuestros actos. Enviado por: Instructora María Guadalupe Licea Rivera. San Luis Potosí, S.L.P. Imagen: "Moisés presenta las tablas de la Ley". Philippe de Champaigne, 1648. Primer Mandamiento Amarás a tu Dios interno y al prójimo como a ti mismo Reflexionar en los 10 mandamientos llama la atención, da pie a pensar en qué caos se encuentra el ser humano, de tal manera que haya necesidad de recapitular principios fundamentales, ¿Acaso el ser humano se ha olvidado y separado del Íntimo? o ¿Qué elemento hay que no permite tener la presencia con el Ser, con el Íntimo? y más aún ¿Estar unido con la fuerza del amor?, pues hablar del Ser es una cosa y hablar acerca del amor hacia el Ser con él es otra, podríamos decir que el amor al Íntimo lo podemos encarnar en esta vida. Imitando el principio de ser del Ser al realizar todas las acciones en este plano en el que vivimos, hacer la renunciación de los pensamientos, ideas, acciones del yo es imitar al Ser. Es en la práctica diaria cómo podemos vivenciar el amor al Padre que está en secreto, recordemos, como menciona el maestro Samael Aun Weor, “el hombre se une con su Cristo interno cuando conscientemente realiza un trabajo Interior” que en la gnosis se le conoce como levantar las siete serpientes y que se refiere a acciones y conocimientos con la supra sexualidad, definiendo que hay tres clases o tipos de sexualidad: infra sexualidad, la normal y supra sexualidad. Ese fuego sexual interior permitirá preparar el cuerpo físico para que el Ser viva en nosotros. Se menciona que es un trabajo telésico, porque si se realiza será la unión del hombre con el Cristo y el Absoluto. El cuerpo corruptible se reviste de inmortalidad, entonces se efectúa la palabra escrita: “El Íntimo es el verdadero hombre que vive encarnado en todo cuerpo humano y que todos llevamos crucificado en nuestro corazón”. Cuando el hombre despierta de su sueño de ignorancia, entonces se entrega a su Íntimo, se une con el Cristo y el hombre se hace todopoderoso, como el Absoluto de donde emanó. El hombre que ignora esta gran verdad es sólo una sombra de su Íntimo. Desde mi punto de vista podríamos buscar imitar con voluntad férrea del Cristo, la auto exploración en los cinco centros de la máquina humana. En cada instante imitar al Cristo Íntimo, pues con los hechos mostramos el amor, como dice la frase escrita en la parte posterior de la portada de los templos de misterios de la antigua Grecia: “conócete a ti mismo”, éste es el mismo propósito de la existencia, que el hombre se conozca a sí mismo como hijo de Dios, como uno con Dios sobre la tierra, para que ésta se transforme en un bello jardín donde la libertad, la igualdad y la fraternidad son ley de amor para todos los hombres. Esta es la clave maravillosa del poder de todos los magos de todos los tiempos, amar a nuestro Cristo Íntimo, a nuestro Ser interior. Dicen las sagradas escrituras: “Mira, he puesto delante de ti hoy, la vida y el bien; la muerte y el mal”. El Íntimo es Dios en el hombre. El yo es satanás en el hombre. El símbolo del Íntimo es la estrella de cinco puntas, la pirámide, la cruz de brazos iguales, el cetro. Cuando hagamos nuestras prácticas de meditación, podemos pronunciar y reverenciar al Íntimo con el mantram Omnis Aum, “Y será arrebatado hasta el paraíso, donde escuchará palabras secretas que el hombre no puede revelar". El hombre liberado es un maestro de él mismo. No está obligado a reencarnar, si reencarna es voluntaria y amorosamente para ayudar a la humanidad, pero en todo caso siempre sigue el sendero estrecho del deber, el amor y el sacrificio que lo llevan directamente a la dicha sin límites del Absoluto. Amar al prójimo, mostrándole con el ejemplo, eliminando toda acción de odio, es como podemos encarnar al Íntimo. Cuando el iniciado retrocede ante el dilema del umbral del santuario, su Íntimo o su yo, la verdad huye lentamente de él. El dilema es amar al Íntimo y al prójimo como a sí mismo siendo una imitación fiel del Cristo y dejar de ser sólo la sombra. Cuidar y vigilar nuestras acciones es nuestro gran deber, porque si triunfa el yo, que es el príncipe de este mundo, nos separamos del Ser y el cuerpo que tanto ama y tanto necesita el yo para moderar y gozar seguirá siendo el medio que impide vivir en el Ser, por eso es mandamiento, debemos estar en alerta. Tomemos conciencia plena que el ego, el yo, odia al Ser y se disfraza con astucia, ahora quiere poder, se disfraza con la apariencia de un bello niño. Ahora es más peligroso, más astuto, no quiere dinero ni fama sino honores y que el mundo lo reverencie, escribe libros, dicta conferencias y goza hablando de sus grandes obras. Como la gente del teatro, lo enloquecen los aplausos, para todas sus malas acciones tiene una disculpa filosófica. Simula santidad en sus gestos o se deja crecer el cabello, la ira la disfraza con la severidad, el orgullo con actitudes de mendigo y apetece siempre las sillas de primera fila. Sin embargo, para Dios no hay tiempo ni espacio, mientras el hombre despierta de su sueño de separatividad, en el cual solamente se mueve al impulso de sus pasiones, al grado de que éstas gobiernan al mundo y vive muerto con respecto a Dios, a sí mismo y a sus semejantes. A través de retornos va puliendo su personalidad; su cuerpo y cara embellecen o se afean según sus obras. Solamente sus ojos cambian muy lentamente, en todo lo que hace deja el sello inconfundible de su modo de ser, de pensar, de sentir y de amar y un día, cansado de su doloroso peregrinar sobre la tierra se debate, retorna hacia el amado. A la liberación de este tipo de hombre se refiere el divino maestro Jesús el Cristo en su parábola del hijo pródigo. Desde mi punto de vista podemos preguntarnos ¿Quién soy hoy? Podemos cuestionarnos día a día, y hacer las cosas de nuestro Padre que está en secreto ¿Quién estoy siendo ahora? Vigilar pensamientos, sentimientos y emociones y reconocer al Ser. Reconocer lo que somos es amar a nuestro Íntimo, reconocer quién, qué estamos siendo, permitirá que amemos a nuestro prójimo como a sí mismos. Enviado por: Francisco Ismael Moreno Luna. Comisión Calmécac. Imagen 1: “Adoración al niño y los magos”. Alberto Durero. 1505. Imagen 2: "El buen pastor". Frederick James Sields. 1870. Segundo Mandamiento Estudiarás la doctrina secreta del Salvador del Mundo El arcano número dos de la cábala es: ciencia oculta favorable. En el Árbol de la Vida al número dos le corresponde el Hijo, el Cristo Íntimo, el salvador del mundo. Sabiendo esto, encontraremos el significado esotérico de este mandamiento, ya que la gnosis es la doctrina secreta del Cristo Íntimo o ciencia oculta. Para cumplir con este mandamiento, hace falta poner mucha atención en la enseñanza gnóstica, ya que generalmente sólo la recibimos en la parte intelectual, así no progresaremos. Además, hay que considerar que todo conocimiento almacenado en la memoria tarde o temprano se pierde, de hecho, al morir todo lo almacenado en la infiel memoria, desaparece. Es indispensable pasarla a la conciencia para que se exprese en forma natural en nuestro diario vivir, aunque no es nada fácil. Conocimiento depositado en la conciencia continuará por siempre, no importa que dejemos el cuerpo físico, en nuestra próxima existencia se manifestará desde temprana edad de manera natural. A varios de los estudiantes de gnosis, les ha pasado que desde chicos intuían cosas que, si bien no están manifiestas en la ciencia oficial, las descubren con asombro en la gnosis y lo curioso es que desde niños así las consideraban, sin que nadie se los hubiera dicho. Estudiar la Doctrina Secreta es de vital importancia, pues de otra manera sólo perderemos el tiempo miserablemente, viviendo como meras marionetas controlados por los miles de Yoes que hemos creado. Lo primero que tenemos que hacer es amar la enseñanza, querer ser parte de ella, tratar de beber el vino de la gnosis en todo lo que hacemos. La atención al estudiar un libro gnóstico o escuchar un tema de la gnosis debe ser en atención consciente, uniendo la mente, el corazón a la acción. En lo que llamamos el Recuerdo de sí. Con entusiasmo místico, sin pereza mental, sin prisas, atendiendo cada palabra, cada párrafo, cada enseñanza como si fuera el último día de nuestra existencia y con el asombro místico como si fuera la primera vez que escucháramos estas enseñanzas. Uno de los peligros más grandes es caer en un tipo de momificación mental, la gnosis es algo divinal y Dios no tiene límites ni orillas, por lo que el conocimiento gnóstico no tiene límites ni orillas jamás. Cuando uno cree que ya sabe, supone que tiene el concepto ya establecido, en ese momento deja de aprender, se momifica, se estanca y quien se estanca en la gnosis retrocede. Todo el conocimiento debemos recibirlo en lo que llamamos en la gnosis “Cero radical”, es decir, como si nunca hubiésemos escuchado nada, sin comparaciones mentales, sin razonamientos; con mente espontánea y dúctil, libre. Cada conferencia debe estudiarse con detenimiento, sin prisas, sin leer a 500 km/h., tratando de capturar lo profundo que hay en cada enseñanza. Una vez hecho esto, si verdaderamente queremos estudiar la Doctrina Secreta del Salvador del Mundo en forma correcta, entonces debemos ahondar y eso sólo es posible meditando. Por lo que procederemos a relajar el cuerpo y la mente, que quede en absoluto silencio, activando la conciencia. En ese estado hay que repasar el capítulo, la conferencia, la enseñanza que queremos aprender. En la medida que nos afiancemos en este trabajo, poco a poco la enseñanza primero pasará a la parte emocional del centro intelectual (ya que cada centro tiene su parte intelectual, emocional y motriz). Cuando llegamos aquí, hemos dado un gran paso, sin embargo, no es suficiente. Con mucho entusiasmo místico hay que seguir trabajando, sin que se apodere de nosotros el frío espiritual, bien nos recuerda el maestro Samael que: “Para cambiar es necesario saber, para saber hay que aprender y para aprender hay que hacer grandes sacrificios”. Si insistimos en el trabajo de meditar y estudiar la gnosis (la doctrina secreta del salvador del mundo) siempre con gran amor, viene entonces a depositarse poco a poco al mismísimo centro emocional. Una vez ahí el conocimiento ha pasado a un nivel superior, quien logre esto, ya nada ni nadie lo sacará de la enseñanza. A pesar de este prodigio, no se ha terminado el trabajo, cada enseñanza hay que colocarla en la conciencia y eso es viviendo el conocimiento en forma muy intensa; así cada conocimiento quedará depositado en la conciencia y jamás se perderá por los siglos de los siglos. Lo que es aún mejor, quien sitúe una enseñanza en la conciencia, se manifestará en su vida cotidiana de la manera más natural, sin esfuerzo alguno y al volver a la vida existencia tras existencia, aflorará desde la infancia como un conocimiento propio. De esta manera cumplimos con el segundo mandamiento de la nueva era de acuario, mandamiento tan antiguo como el mismo mundo. Enviado por: María Guadalupe Rodríguez Licea. Gnosis Internet. Imagen 1: "Salvator mundi". Leonardo Da Vinci. 1490- 1500. Imagen 2: “San Juan Bautista predicando en el desierto”. Pier Francesco Mola. 1650 – 1655. Tercer Mandamiento No vituperes jamás del prójimo ni hables palabras inmodestas o vanas El arcano tres es la palabra, el verbo creador y nos sugiere exactamente este mandamiento, de darle un buen uso a la palabra ya que en un principio Dios creo todo a través del verbo, tal como lo sugiere San Juan cuando dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” (San Juan 1: 1-3). Uno considera que el mal uso de la palabra no tiene importancia alguna, sin embargo, hay que considerar que el verbo tiene capacidad de formar figuras geométricas en todo lo existente; sea el agua, el aire, el fuego y la tierra. Cuando uno lanza una palabra ofensiva, crítica, grosería, etc., esta es como un bumerang que regresará a nosotros causándonos un gran daño. “Una palabra dura nos persigue y cae más tarde sobre el que la pronunció, como un rayo de venganza”. (Samael Aun Weor. Tratado Esotérico de Astrología Hermética). Por el contrario, cuando uno en lugar de maldecir se preocupa por bendecir, por instruir, orientar, etc., tales acciones regresarán a nosotros también favoreciéndonos. Vituperio Cuando uno habla mal de los demás, aunque uno se crea justiciero y noble; en realidad está levantando falsos, ya que, si uno no se conoce a sí mismo, cómo pretende ¿conocer a los demás? Además, existe una ley muy importante en la psicología gnóstica que nos dice: que lo que vemos en el prójimo, en realidad lo tenemos muy sobrado dentro de sí mismo. Por lo que todo lo que digamos de los demás, además de convertirnos en débiles marionetas de nuestros defectos, estamos levantando falsos, es decir estamos vituperando al prójimo. “Nunca se debe condenar a nadie con la palabra porque jamás se debe juzgar a nadie. La maledicencia, el chisme y la calumnia, han llenado el mundo de dolor y amargura” (Samael Aun Weor. La Revolución de la Dialéctica). Palabras inmodestas Uno se justifica muchas veces, que decir una grosería no tiene importancia, hasta nos atrevemos a echarle la culpa al que la escucha, diciendo que es el prójimo quien la interpreta de mala forma. La verdad es que si influye tanto en el mundo físico como en las dimensiones superiores de la naturaleza. Las palabras en doble sentido lujurioso crean tempestades en el mundo de la mente, adulterios, se forman entidades mentales llamadas efigies que contaminan nuestro templo interior. Ahora, si todo es vibración, ¿qué tipo de vibración será el que forme las palabras altisonantes? "Ten por sabido, mi querido Critón, que el hablar de una manera impropia es no sólo cometer una falta en lo que se dice, sino una especie de daño que se causa a las almas" (Platón. Dialogo Fedón). Hay que reconocer que la palabra tiene un poder creador, pero también destructor. Una mujer entrenada en el canto, sosteniendo una nota aguda, puede romper una copa de cristal, basta recordar los muros de Jericó destruidos al sonar las trompetas de los sacerdotes de Josué, que diremos de un sonido como el de los motores de los aviones que hacen estremecer y hasta romper los vidrios de una casa. Nos dice muy claro el maestro Jesús: “Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15: 18-19). Palabras Vanas La palabra es como oro en polvo, es decir, tiene un valor muy grande que solemos desperdiciar miserablemente cuando tenemos pláticas sin sentido, hablando de la noticia del día, del artista de moda, de la película que está en los cines, de quien ganó el partido de futbol, de lo que pasó en la novela, etc. Nos quejamos constantemente de que no tenemos suficiente energía y fuerza para hacer las cosas que queremos, sin embargo, desperdiciamos grandes cantidades de energía en charlas ambiguas, sin trascendencia alguna. El poder del verbo El hacer un mal uso de la palabra trae graves perjuicios a quienes lo hacemos, ya que influye en forma negativa en nuestra energía creadora, forma microorganismos ultrasensibles en el mundo vital, astral y mental, que atraen problemas y enfermedades. “El sonido del cañón, su estampido, destruye los vidrios de una ventana. Por otra parte, una palabra suave apacigua la ira o coraje; pero una palabra grosera, inarmónica, produce enojo o melancolía, tristeza, odio, etc.” (Samael Aun Weor. La Revolución de la Dialéctica) El estudiante gnóstico debe darle aún más importancia al buen uso de la palabra, ya que el poder que tienen los mantram desaparece si al mismo tiempo que los practicamos no corregimos nuestro verbo. Bien claro lo establece Santiago: “Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce” (Santiago 3: 8-12). Debemos convertir la palabra en toda una obra de arte, cada vez que hablamos tenemos la oportunidad de influir positivamente en los demás, si el verbo en un principio dio origen al universo, que no podrá hacer en nosotros si aprendemos usarla correctamente, es como aprender a pulsar la lira de Orfeo en nuestro diario vivir. “La palabra, distintivo humano, es el instrumento de la expresión individual y de la comunicación entre los hombres. Es el vehículo del lenguaje exterior y la descarga o exteriorización del complicado lenguaje interior, que tanto puede ser utilizado por el Ser o por el ego”. (Samael Aun Weor. La revolución de la Dialéctica). Enviado por: Jenaro Ismael Reyes Tovar. Imagen 1: “Jesús y la samaritana en el pozo”. Giovanni Francesco Barbieri. 1640 – 1641. Imagen 2: "Dos mujeres Venecianas". Eugene Blaas. 1893. Cuarto Mandamiento Deberás sacrificarte por amor a la humanidad y amar a tus peores enemigos La vida, tal como se concibe, se ha vuelto mecanicista e inconsciente, trabajar, estudiar, comer, caminar, manejar…, son actividades que se realizan con la consciencia dormida, de manera mecánica, en una especie de hipnosis colectiva en la cual se le da importancia a tener más, ganar más, saber más, ser más que los demás, tener la razón… Ante el sueño de la consciencia, el ser humano se olvida de su alma y no solamente se identifica con las cosas externas, sino que también se identifica consigo mismo, con sus sufrimientos, pasiones, rencores, ambiciones, envidias, vanidades, orgullo. La persona se identifica consigo mismo pensando que va a tener mucho dinero, un automóvil último modelo o pensando que es una gran persona, que va a ser muy reconocido, que sabe mucho. Hay muchas formas de identificarse consigo mismo. Se puede empezar por no identificarse consigo mismo y después no identificarse con lo exterior, porque solamente de esa manera es posible amar a los demás. “Cuando uno no se identifica, por ejemplo, con un insultador, le perdona, le ama, no puede herirle; y si alguien le hiere a uno el amor propio, pero uno no se identifica con el amor propio, pues es claro que no puede sentir dolor alguno, puesto que no le duele”. En tanto exista la identificación consigo mismo y con las vanidades del mundo exterior, no será posible perdonar, tal como se afirma en la oración del Padre Nuestro: “Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Además de perdonar, también es necesario cancelar las deudas, porque si se perdona al enemigo, pero no se cancela la deuda, entonces se conserva el resentimiento, se alimenta el rencor y continúa la infelicidad. El Evangelio del Señor dice “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la Tierra por heredad”, la mansedumbre, como resultado de eliminar el resentimiento, otorga la felicidad, porque el yo del resentimiento se la pasa haciendo cuentas, recordando los favores, las obras de caridad realizadas, espera recompensa o reconocimiento por las buenas acciones, por los servicios prestados. Quien está lleno de resentimientos vive haciendo cuentas, entonces no es manso, ¿Cómo podría ser mano y bienaventurado?, ¿De qué manera podría ser feliz? La bienaventuranza se traduce como felicidad íntima aquí y ahora, no dentro de una eternidad ni después de la vida. Si a través de la meditación y reflexión se analiza el proceso del resentimiento, se descubrirá que tiene como causa el amor propio, la auto importancia, el auto mérito, luego es necesario comprender esos agregados de tipo psicológico y suplicar a la Divina Madre que los elimine. Con esta técnica es posible desarrollar el perdón y el amor a los enemigos y a la humanidad, dejar de hacer cuentas y de sufrir por las acciones de los demás. Los sufrimientos que aquejan al ser humano se deben a la falta de amor, a un nivel del Ser inferior. Cada ser humano tiene un nivel del Ser, el nivel del Ser depende del estado de consciencia. En cada nivel del Ser existen ciertas amarguras, problemas, sufrimientos, ¿Conocemos en verdad el nivel del Ser en que nos encontramos?, ¿Ha cambiado nuestro nivel del Ser o sigue siendo el mismo de hace años?, ¿Cómo saberlo? Una forma de conocer nuestro nivel del Ser es a través de la auto observación. Si observamos los problemas que tenemos, las dificultades, aquello que nos aqueja y estos problemas y dificultades son los mismos de hace tiempo, siguen siendo las mismas quejas a pesar de haber cambiado de trabajo, de escuela, de residencia…, entonces nuestro nivel del Ser sigue siendo igual, no se ha avanzado. El nivel del Ser no está sujeto a la evolución mecánica de la naturaleza, ni al tiempo, porque las leyes de la naturaleza son continuas y producen continuidad. Mientras se tenga el mismo nivel del Ser, estamos condenados a vivir las mismas circunstancias adversas y a volver a encontrarse con amarguras similares, a no ser capaces de amar a los amigos y menos a los enemigos. Si lo que se quiere es dejar de tener los mismos problemas, los mismos sufrimientos, o amarguras, es necesario pasar a un nivel superior del Ser. Para cambiar de estado de consciencia se requiere una revolución o transformación; muchos quieren dejar de sufrir, pero no quieren cambiar, no hacen algo por pasar a un nivel superior de consciencia, esperan que el tiempo les resuelva la vida y se quedan estancados. El paso de un nivel del Ser a otro más elevado no se da por gracia de la evolución, ni por el paso del tiempo, esto se logra rompiendo la continuidad, tal como en una escalera es necesario dejar el escalón anterior para subir a otro. La revolución de la conciencia implica transformación a través de la muerte psicológica de los resentimientos y del amor propio y el amor a la humanidad. Debemos amar conscientemente. Debemos adorar a nuestros peores enemigos, devolver bien por mal. Así, sabiendo amar, nos preparamos para la fiesta del corazón tranquilo. Hermes Trismegisto dijo en su tabla de esmeralda: “Te doy Amor en el cual está todo el Sumun de la Sabiduría”. Enviado por: Susana Margarita Rodríguez Licea. Comisión Eventos del ICQ. Imagen 1: "El Buen Samaritano". Pelegrí Cavé y Roque. 1838. Imagen 2: “La Piedad”. Ulrich Apt (el Viejo). 1510. Quinto Mandamiento Deberás obedecer la voluntad del Padre; así en los cielos como en la tierra No hay otra manera de pertenecer a la nueva era Acuario más que obedeciendo la voluntad del Padre. Pero llenos de deseos como estamos, nos volvemos rebeldes y nos alejamos de su voluntad y al hacerlo nos volvemos débiles y cometemos innumerables errores en la vida, con sus respectivos sufrimientos y consecuencias. Es por esta debilidad que no tenemos continuidad de propósitos para seguir las disciplinas esotéricas. Es por esta debilidad que muchas veces no tenemos la fuerza para imponernos a las tentaciones. Afortunadamente podemos empezar a entrenar la voluntad verdadera y atraer fuerzas espirituales superiores por medio de un ejercicio rúnico, descrito por el Maestro Samael: «En la posición militar de pie firme y con el rostro hacia el oriente, colocad el brazo derecho en tal forma que la mano quede apoyada sobre la cintura o cadera, describiendo la forma de esta runa». «Cantad ahora las sílabas mántricas, Ta, Te, Ti, To, Tu, con el propósito de desarrollar en ti mismo la voluntad, Cristo». «Este ejercicio debe practicarse todos los días al salir el sol». (Samael Aun Weor. Curso Esotérico de Magia Rúnica). Al olvidarnos de sí mismos y dejarnos fascinar por el mundo exterior y por las falsas ilusiones del pecado, buscamos la satisfacción rápida y el disfrute malicioso, es que cometemos todos los errores, todas las faltas, todos los crímenes y de esta manera, poco a poco y a cada momento nos alejamos continuamente de su palabra y de su voluntad. No hay otro destino para el hijo ingrato que la desesperación y el llanto. El padre es omnisciente, lo sabe todo, sabe lo que somos, sabe lo que tenemos y lo que nos hace falta y si aprendiéramos a escuchar su palabra y a obedecerla sin duda alguna nos iría mejor en la vida, nos alejaría de los sufrimientos, carencias y necesidades, pero somos sordos a su palabra y ciegos a su luz, fascinados por el placer y el pecado. Estas reflexiones deben llevarnos a comprender la necesidad de cambiar nuestras actitudes aquí y ahora. Para ello es indispensable reconocer que dentro de nosotros existen muchos diferentes deseos contrarios a l voluntad del padre. Esa locura de hacer la voluntad distinta a la del padre es representado por Caifás en el drama del Cristo. El sacerdote que tergiversa para su satisfacción la ley y la doctrina, el que traiciona al Cristo, representa en nosotros esa tendencia a desobedecer y a traicionar su palabra llenos de soberbia y egoísmo. Cada uno de nuestros defectos de tipo psicológico dirigen nuestras acciones, pensamientos y sentimientos en contra de la voluntad del padre y por ello se hace urgente descubrirlos, estudiarlos, comprenderlos y eliminarlos. Al hacerlo, al eliminar nuestros yoes, al origen del pecado y la desobediencia en nosotros, liberamos entonces un pequeño porcentaje de voluntad verdadera, que se va uniendo a nuestra consciencia y de esa manera, poco a poco aprendemos a hacer y obedecer la voluntad del padre, así en los cielos como en la tierra. Así formamos la voluntad del hijo fiel, la voluntad Cristo. Así colocamos sobre vuestras sienes la corona de espinas que representa la “Voluntad Cristo.” La Voluntad Cristo unida al padre es poderosa, omnipotente, así es como los grandes maestros del pasado lograron milagros sorprendentes como un Moisés que invocó y luego alejó las 10 plagas de Egipto para luego separar las aguas del mar para liberar a su pueblo del yugo de la esclavitud. Para prepararnos para la luminosa era de Acuario y cumplir los mandamientos de una humanidad superior, bien valdría la pena convertirnos en atletas de la meditación, practicar la oración y el silencio de la mente con fe y emoción positiva, trascendental, ya que es en ese silencio que llega a nosotros la Voz del silencio, la voz del Íntimo para orientarnos a través de las complicaciones de la vida común y del sendero de la Iniciación. De esta manera, nos ejercitamos en la calma y serenidad de la mente, momentos en los cuales, llega a nosotros ese consejo tan anhelado que escuchamos en el corazón por medio de la intuición cuando silenciamos el ruido de nuestros deseos y temores. «La Ley está escrita. Recuerde el decálogo de Moisés. No infrinjáis los mandamientos escritos, vividlos, respetadlos. Si cada uno de los aquí presentes, si toda persona de buena voluntad se propone vivir de acuerdo con la Ley y los profetas, hará la voluntad del Padre, tanto en los cielos como en la Tierra. Un día llegará en que el devoto del real camino despierte conciencia. Entonces podrá ver al padre y recibir sus órdenes directas y obedecerlas conscientemente. Primero hay que respetar la Ley escrita y después conoceremos los mandamientos del Bendito». (Samael Aun Weor. Si Hay Infierno, Si Hay Diablo, Si Hay Karma). Enviado por: Rubén Soto. Ensenada, México. Imagen 1: “La Agonía de Jesús en el Huerto”. Orazio Borgianni. 1578–1616. Imagen 2: "El sacrificio de Isaac". Jerónimo Jacinto Espinosa. 1650. Sexto Mandamiento No cometerás fornicación, ni adulterio en pensamiento, palabra y obra Hola, amigos. Vamos a ver un tema muy interesante sobre este mandamiento. Nosotros hemos tenido una mala información sobre este mandamiento. Lo hemos interpretado como adulterio, y tantas otras cosas más. Pero hemos estado equivocados, este mandamiento se refiere al uso correcto de la energía creadora que nos trajo al tapete de la existencia. Hoy en día, la degeneración de la energía creadora no tiene límites, por una parte, hay quienes sienten asco o repugnancia por el sexo, lo subestiman, se tiene miedo al sexo o se llega al cinismo sexual, la obscenidad, la pornografía, la homosexualidad, la brutalidad sexual y tantas cosas más. Hemos de saber que la energía sexual se halla relacionada con la reproducción de la raza y la salud del cuerpo físico en general y lo más importante es que se halla relacionada con el Espíritu Divino del Hombre. En nuestro organismo hay ciertos canales por donde normalmente debe circular esta poderosa energía. Y si nosotros esa energía la infiltramos en otras funciones entonces se dañan muchos centros delicadísimos del organismo humano y el resultado violento es el fracaso. Es absurdo derramar seis o siete millones de espermatozoos, cuando sólo se necesita uno para crear, con uno solo que se escape fácilmente de las glándulas sexuales, se une con el óvulo y viene la creación, sin necesidad de derramar tantos espermatozoides que son útiles para la salud de nuestro organismo. Cuando usamos de manera correcta nuestra energía creadora resulta en plena armonía y concordancia con todas las demás funciones. Por ejemplo, nos confiere el poder de crear hijos sanos, que pueden servir para trabajar en el mundo del arte o de la ciencia. Para ello, el hombre y la mujer, después de enamorarse y estar preparados para unirse, entonces podrán legalizar su matrimonio, y para poder garantizar que durarán toda la vida, deberán sentir verdadero amor y ser afines en las esferas del pensamiento, sentimiento y voluntad. El amor se siente en lo hondo del corazón, es una vivencia deliciosa, un fuego que consume. Cuando nos enamoramos, un simple pañuelito perfumado, una carta o una flor promueven en el fondo del alma tremendas inquietudes íntimas, se logran éxtasis exóticos, voluptuosidad inefable. Porque el amor empieza con un destello de simpatía, se consubstancializa con la fuerza del cariño y se sintetiza en adoración. Sólo las grandes almas saben amar. Sólo los grandes enamorados saben exactamente eso que se llama amor. Y cuando los dos seres vibran afines en sus pensamientos, sentimientos y voliciones entonces se da el Matrimonio Perfecto y se realiza en los siete planos de conciencia cósmica. Desgraciadamente hemos confundido el amor en esta vida moderna, el amor huele a intereses como, por ejemplo, cuentas de banco, a cosas materiales y donde existe sumas y restas en el hogar, no existe el amor. El amor que se realiza sobre bases de interés económico o social no es amor. Por otro lado, hemos confundido el amor con el deseo y lo peor del caso, es que nos casamos creyéndonos enamorados, pero cuando se consuma el acto sexual y queda satisfecha la pasión carnal entonces viene el desencanto, empiezan los pleitos en el hogar, cometen adulterio. Y el amor se acaba. Cuando hay verdadero amor, no existe adulterio ni siquiera en el pensamiento, ni en nuestras conductas. Es importante también cuidar nuestra palabra. No profanarla, ya que el verbo, crea. Nosotros debemos de llegar a la suprasexualidad, es decir, sublimar o transmutar nuestra energía creadora como lo hicieron grandes Maestros como: Jesús el Cristo, Zoroastro, Quetzalcóatl, Hermes Trismegisto, Paracelso, Buda y tantos otros maestros. Para ello, necesitamos regenerarnos, debemos dejar la línea horizontal que sólo nos lleva a ciclos de vida, a través de la Rueda del Samsara. Esta línea significa nacer, crecer, trabajar para vivir, reproducirse y morir. Esta clase de vida nos lleva a períodos de evolución e involución. Este tipo de vida no tiene ninguna significación. No logramos nada. Vemos como nos encontramos ahora, en una máxima degeneración, hay guerras por doquier, nacimiento de nuevos volcanes, erupción de volcanes activos, contaminación, enfermedades nunca vistas, terremotos, pérdida de valores en el ser humano, hambre, mala distribución de la economía, total, nuestra vida se ha convertido en un verdadero caos y no encontramos la salida. En estos momentos nos encontramos en la Era de Acuario, y estamos gobernados por el planeta Urano, que gobierna las glándulas sexuales. Los dos polos de ese planeta corresponden a los dos aspectos masculino y femenino, en nuestra infancia y juventud cometemos muchos errores, pero cuando llegamos a la edad madura nos sentimos estimulados por el trabajo de regeneración sexual. También es importante mencionar que debemos trabajar intensamente en la desintegración de nuestros defectos que son óbice para el avance de nuestro trabajo espiritual. Este trabajo es un proceso integral, primero necesitamos auto observarnos para conocer los distintos yoes que afloran en las diversas circunstancias de nuestra vida. Una vez que hayamos conocido el defecto lo podemos analizar y estudiar en Meditación y previamente comprendido le pediremos a nuestra Madre Divina lo desintegre. Ella es la única que tiene el poder para volverlo polvareda cósmica. Dentro de nosotros llevamos la semilla viviente para regenerarnos, para que germine el verdadero Superhombre en el sentido más completo de la palabra. Con la transmutación sexual nos regeneramos absolutamente, necesitamos cambiar el placer sexual por el gozo sexual para que se produzca el éxtasis místico. Para poder crear necesitamos del poder de la Cruz, nada puede venir a la existencia sin el poder de la cruz. Nos viene a simbolizar la unión de un hombre y una mujer, ahí se halla la clave de todo poder. Pero esa unión debe existir verdadero amor, empatía, y vivir en la vida siempre enamorados, sin cansarse, sino buscar el beneficio para ambos. La mujer nos representa la ternura, el amor y el hombre representa la sabiduría con severidad sin llegar a la tiranía. Así, nos convertimos en verdaderos alquimistas, trabajando con el fuego en el laboratorio sexual, lo importante es lograr la Gran Obra para regresar a nuestro lugar de origen: encarnar la estrella que siempre nos ha sonreído: Nuestro Padre que está en los cielos. Necesitamos nacer nuevamente para entrar al reino de los cielos. La regeneración sexual nos pone en actividad poderes que tuvimos en el Edén y que hemos perdido por nuestra degeneración. Con el sistema de la regeneración fortalecemos nuestra glándula pineal y entonces nos convertimos en verdaderos genios como lo eran antes. Sólo por la senda del Matrimonio Perfecto llegamos a la suprasexualidad. Bibliografía: “El Matrimonio Perfecto”, Samael Aun Weor. “El Matrimonio Perfecto es la unión de dos seres que verdaderamente saben amar” Samael Aun Weor. Enviado por: Carlos Celso Rea Zamora y Ma. Guadalupe Inclán Castillo. Imagen 1: “Las 4 Estaciones: Primavera”. Francois Boucher. 1755. Imagen 2: "El último beso de Romeo y Julieta". Francesco Hayez. 1823. Imagen 3: "El Amor lo Vence Todo". Benjamín West. 1809. Séptimo Mandamiento Lucharás contra el mundo, el demonio y la carne Amigos, es momento de profundizar en el séptimo mandamiento de la era de acuario: Lucharás contra el mundo, el demonio y la carne. La expresión “luchar contra el mundo” se refiere a la lucha que debemos enfrentar en el día a día al tratar de vivir de acuerdo con los valores y las enseñanzas crísticas del maestro Jesús, develadas por el maestro Samael, siendo este último, el auténtico mensajero de la presente era de acuario. Este mundo generalmente se opone a las enseñanzas dejadas por estos grandes mensajeros de la logia blanca. En el nuevo testamento, el apóstol Juan habla de esta lucha en su primera carta 1 juan 2:15-17 dice: "No améis al mundo, ni las cosas que están en él. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre." Luchar contra el mundo significa resistir la tentación de caer en cualquier tipo de corrupción que se oponga a las enseñanzas del Cristo. Por ejemplo; ganar dinero fácil mediante negocios ilícitos o de engañar a la pareja a la primera oportunidad, o de llegar al poder mediante los partidos políticos. El maestro Samael afirma claramente que el mundo de la política está completamente dominado por las logias negras que controlan este mundo, el estudiante gnóstico que quiera progresar en estos estudios, deberá alejarse de la política inmediatamente. Debemos evitar ser influenciados por las normas culturales que se oponen a los valores del Cristo, como la promoción del sexo fuera del matrimonio, propaganda homosexual en sus diferentes modalidades, la violencia, el aborto, el egoísmo, la guerra de sexos, etc. Hoy en día, la civilización está totalmente gobernada por fuerzas lunares, se ha corrompido completamente, la mayor corrupción y la pérdida de toda moral imperan en nuestro mundo, hay guerras por todas partes. Renunciar al mundo implica abandonar toda forma de deseo, renunciar a los reconocimientos, a la gloria, a la fama efímera del momento. Renunciar a toda forma de vanidad, soberbia y orgullo, a todo deseo de sobresalir, de hacerse sentir, de subir, llegar a la cima de la pirámide y sentirse más que los demás. Si queremos regresar el seno de nuestro padre que está en secreto, debemos renunciar a toda forma de orgullo, vanidad y soberbia; a todo deseo de sobresalir y de ponernos por encima de los demás. Debemos abandonar toda codicia, toda avaricia por las cosas materiales, El maestro Jesús dijo: “Es más fácil que pase por el ojo de una aguja un camello, que un rico entre al reino de los cielos”. En tanto estemos llenos de deseos, apegos, soberbias, orgullos, vanidades, deseos de toda clase, seremos ricos. Si queremos entrar a las dimensiones superiores de la naturaleza, es necesario renunciar a todos los apegos que tenemos por este mundo. Solamente los “Humildes de espíritu”, es decir los que han muerto en sí mismos, podrán ver el reino de Dios. La expresión "luchar contra el demonio" se refiere a la lucha que enfrentan los trabajadores de la gran obra del Padre al tratar de resistir las tentaciones del diablo. Toda tentación es con fuego, vencer a la tentación es luz, sabiduría. El diablo o demonio se manifiesta en nuestro instinto sexual y nos tienta por el sexo, quien vence las tentaciones sexuales, obtiene virtudes. En la gnosis, se considera el factor nacer como uno de los tres factores de la revolución de la conciencia. Ya nacimos por vez primera en este cuerpo físico, ahora debemos nacer por segunda vez en las dimensiones superiores de la naturaleza trabajando con la misma energía que nos puso en el tapete de la existencia, esa energía es la energía sexual. Entre los antiguos mexicanos, el felino, siendo el jaguar o el puma, simbolizaban al diablo. El que nos tienta por el sexo. Quien vence en todas las pruebas sexuales dentro del matrimonio perfecto, nace en las dimensiones superiores como un hombre verdadero. Desde el punto de vista bíblico, encontramos en el Nuevo Testamento, al apóstol Pablo, el cual habla de la lucha contra el demonio en varias ocasiones. En Efesios 6:12, dice: "Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". Tal como es adentro es afuera, si dentro de nosotros existen fuerzas oscuras que embotellan a nuestra conciencia, exteriormente también existen fuerzas negativas que mantienen este mundo sumergido en las tinieblas de la ignorancia y del materialismo, mismas que provocan guerras, alteraciones a la atmosfera terrestre, degeneración de todo tipo de alimentos a través de la ingeniería genética, falsas medicinas que modifican el ADN humano, bombas atómicas, cohetes espaciales, etc. Interpretando al apóstol Pablo, actualmente hay una guerra que no es contra sangre y carne, hay una guerra espiritual en donde la logia blanca quiere ayudar al mayor número posible de esencias, pero la logia negra a su vez se está encargando de arrastrarlas al abismo. De manera que no solo tenemos que luchar contra fuerzas oscuras interiores, los defectos, sino también contra fuerzas negativas externas que gobiernan el mundo en esta edad de hierro. Desde otro enfoque, luchar contra el demonio también significa resistir la tentación de seguir los caminos del mal y seguir las enseñanzas del Cristo. Para lograrlo tenemos que apoyarnos en las enseñanzas del Avatara de acuario; en la práctica de la gnosis. La expresión "luchar contra la carne" proviene de la Biblia y se refiere al conflicto interno que experimentan las personas entre sus deseos y pasiones físicas y su conciencia moral o espiritual de hacer lo correcto o seguir los mandamientos de Dios. Puede incluir luchar contra la tentación de cometer un pecado o hacer algo que sabes que no es correcto, como mentir, robar o tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. También puede referirse a la lucha contra las adicciones o los malos hábitos, como el consumo excesivo de alcohol o drogas. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo habla de esta lucha en varias ocasiones. En la carta a los romanos 7:18-19, dice: "Pues yo sé que, en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno. Porque el querer hacer el bien está en mí, pero no el hacerlo; porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago." En resumen, el séptimo mandamiento nos invita a hacerle la guerra total el ego que llevamos dentro de nuestra psicología; sin tregua y de manera despiadada, porque el ego no tiene piedad sobre el escaso porcentaje de alma que llevamos dentro. Debemos ponernos en Guerra contra el yo, el mí mismo, el sí mismo. La lucha contra el mundo, el demonio y la carne se puede superar con la ayuda de nuestros padres internos, con el poder de la oración, el arrepentimiento y la disciplina en nuestro trabajo esotérico. Hasta aquí mis líneas, amigos. ¡Paz inverencial! Fraternalmente: Enviado por: Virgilio Cuautle Roldán, instructor gnóstico de Nochistlán Zacatecas México. Imagen 1: "San Miguel expulsando a Lucifer y a los ángeles rebeldes". Peter Paul Rubens. 1622. Imagen 2: "Apartate de mí Satanás". Duccio di Buoninsegna. 1280. Imagen 3: "La expulsión de los mercaderes del templo". Giandomenico Tiepolo. 1750 - 1753. Octavo Mandamiento Deberás ser infinitamente paciente y misericordioso El arcano ocho es el número del patriarca Job de la biblia, mostrándonos el camino de la paciencia. No podía ser menos que el octavo mandamiento de la nueva era de acuario enfatizara la enseñanza de este número. En esta época en que vivimos todo lo queremos rápido y fácil, varios somos los que no queremos trabajar física ni espiritualmente, queremos las ganancias o recompensas sin realizar esfuerzo alguno. Esa actitud generalizada en esta decadente humanidad es la que ha provocado que pocos sean los que se sostengan en el camino interior. La naturaleza es una gran maestra; nos enseña que para cosechar frutos hay que ser pacientes, nada se da regalado, todo cuesta. Para que se dé un fruto de naranja, manzana o granado, no es de un día a otro; primero se prepara la tierra, luego se siembra la semilla, poco a poco nace la planta, hay que regarla, cuidarla de las plagas, verla crecer y tenerle amor, pero sobre todo paciencia. Será después de años de labor incansable, que dé frutos y nos podamos sentar bajo su sombra a descansar. De la misma forma es el desarrollo de una facultad adormecida, hay que eliminar los egos que han hecho que se pierda, hay que meditar, vocalizar y nuestra Madre interna entonces nos dará esa facultad cuando realmente la merezcamos. La eliminación de un defecto psicológico es igual, se requiere de mucha paciencia para desintegrar tan sólo uno de los miles de Yoes que cargamos; resulta que los egos más fuertes que tenemos es probable que hayan sido creados hace decenas de existencias, vida tras vida los hayamos alimentado sin freno alguno. Por lo que un Yo psicológico es probable que tenga cientos o miles de años de vida; y si para desintegrar un yo hay que desandar el camino, ¿acaso una meditación bastará para eliminarlo? Claro que no, se requiere de infinita paciencia. El camino por seguir está indicado por este octavo mandamiento, hay que trabajar sin esperar resultados, sólo por el gusto de trabajar internamente, en su momento y cuando lo ganemos la Madre Divina de manera natural, sin espectacularidades, nos dará lo que necesitemos. Misericordia Misericordia es aprender a perdonar, sin embargo, no es posible perdonar si en forma incesante estamos recordando la supuesta afrenta que nos hicieron los demás. Las personas que nos señalan nuestros errores suelen ser nuestros mejores maestros y si de esta forma nos ayudan ¿Por qué habríamos de sentir rencor por ellos? Es muy fácil amar a quienes nos ayudan y apoyan, eso es correcto, nada hay que objetar; sin embargo, el maestro Jesús nos exige mucho más: “Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian” (Lucas 6: 27, 28). Resulta que los momentos más difíciles, si son aprovechados por nosotros, son los mejores para auto conocernos, ya que afloran de manera espontánea lo más feo que llevamos dentro y si estamos alerta entonces lo descubrimos, una vez identificado, entonces podemos estudiarlo y eliminarlo. Lamentablemente no tenemos la costumbre de perdonar, exigimos que se nos pague, que se humillen ante nosotros, ya que sentimos que siempre tenemos la razón. Si examinamos un poco a todos nuestros familiares y conocidos, nos daremos la sorpresa de que sentimos equivocadamente que prácticamente todos nos deben un favor, un bien, etc. Pensamos que casi todos no nos han pagado como debería de ser, han sido injustos con nosotros, no han reconocido lo bueno que hemos sido. Sin embargo, habría que ponerse a pensar, ¿o todo el mundo está mal? ¿o el que está mal es uno? Si analizamos más a fondo llegaremos a la conclusión lógica de que es uno el que está equivocado. Albergando en nuestro corazón ese sentimiento de odio, resentimiento, autocompasión, etc., será imposible avanzar internamente. No habría ese incentivo, ya que pensamos ¿para qué cambiar, si estamos bien? Muchos seríamos felices si olvidáramos el pasado, si en lugar de estancarnos en el ayer, viviríamos este momento disfrutando lo que tenemos. Necesitamos aprender a tener misericordia por los demás, ese es un mandato del maestro de maestros: “Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados” (Lucas 6: 36, 37). Enviado por: Lupita Rodríguez y Jenaro Reyes. Imagen 1: Saint Job. Engraving by G.F. Ravenet after G. Perci after R. Vanni. Iconographic Collections. Imagen 2: "San Francisco recibiendo los estigmas". Antonio Pirri. 1525 - 1530. Noveno Mandamiento Practicaréis el arcano A.Z.F. con tu Mujer Los planetas de nuestro sistema solar se alinearon en armoniosa danza cósmica bajo la constelación de Acuario, el 4 de febrero de 1962, bajo la regencia de Urano. Este planeta en particular gobierna las gónadas y la sexualidad. La biología del ser humano, de las plantas, los ciclos de las mareas, las estaciones; pero con especial potencia la sociedad y la psique del hombre, se ven influenciados por energías y radiaciones provenientes de los astros. Esta era, definiría para la humanidad dos rumbos radicalmente opuestos que apenas empezamos a vivir en su magnitud. Atrás quedó la Era de Piscis y nos adentramos, hace 60 años bajo la influencia de la radiación estelar llamada “Onda de Dionisio” que tiene dos polaridades estrechamente relacionadas con la sexualidad, que representan, ambas, terribles trasformaciones para la raza humana, en irreconciliable contradicción. La onda positiva de la Onda Dionisíaca impulsa al hombre hacia la realización íntima del SER, la sexualidad trascendente, el amor y su reconciliación con Dios. La onda negativa impulsa hacia el dinero, el intelectualismo, la negación de Dios; pero en forma poderosa, hacia la decadencia sexual. Al inicio de esta Era, bajo la polaridad negativa de Dionisio, lo peor que se veía en la sociedad de aquellos días eran los hippies y el uso de drogas psicodélicas. Sin embargo, se revelaba al mismo tiempo a la humanidad el mensaje de la nueva Era de Acuario por el maestro Samael Aun Weor, mostrando el camino de la sexualidad trascendente, el amor a la mujer, el valor primordial del matrimonio en la revolución de la conciencia. Eran los primeros años en los cuales la pasada era de Piscis se traslapaba con la de Acuario. Pero mucho tiempo ha pasado desde entonces. La humanidad decadente de nuestros días presentes, pasionaria, violenta, plagada de ego, solamente recibe las vibraciones de la onda negativa. Se erige en esta modernidad bárbara, la rabiosa quimera anticristo de la “teoría de género” en feroz campaña por confundir la masculinidad y la feminidad; desplegando un esfuerzo diabólico muy bien articulado por los grandes poderes económicos del mundo para destruir a la familia; para feminizar al varón y masculinizar a la mujer; para declarar que todo lo abyecto no solo debe ser objeto de una natural y comprensible compasión, sino, de mostrarse como normal y además elevarse como estándar a un trono, y promulgarse entre los niños. Vivimos el extremo negativo de la onda de Dionisio. Las escuelas de auténtica espiritualidad escasean en número, desaparecen. La familia se halla en crisis, la juventud se libera a sus apetitos y desviaciones, lo perverso se predica como normal y altivo. Pero donde las tinieblas son más espesas, la luz brilla más, Mateo 10: 27 “Lo que os digo en la oscuridad, habladlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas”. La sexualidad trascendente, el amor por la mujer, el matrimonio como la suprema forma de adoración a Dios, se puede encontrar en todas las culturas y épocas de la humanidad. El noveno mandamiento de la era de Acuario que el apóstol Pablo, el gran iniciado gnóstico proclamara en Hebreos 13:4 “Honroso sea en todos, el matrimonio, y el lecho sin mancilla”. Es aquel imperio, aquella orden que en tiempos antiguos se enseñaba de boca a oídos en las escuelas y templos de misterios, en los monasterios budistas, en las escuelas iniciáticas de Egipto, en los colegios iniciáticos de los pueblos precolombinos. Ese secreto cuya pena por develarlo era la muerte, pero que ahora se grita desde las azoteas: transmutación de la energía creadora dentro de un matrimonio legitimo hombre – mujer. Versículo 64 Evangelio de Felipe 64: “Así es, cuando alguien existe en un misterio— el sacramento del matrimonio es grandioso. Pues el mundo es complejo, se basa en la humanidad, pero la humanidad se basa en el matrimonio. Por eso contemplad el apareamiento puro pues tiene gran poder”. Versículo 131 Evangelio de Felipe: “Pues el matrimonio mundano es un misterio para quienes han tomado esposa. Si el matrimonio de impureza es escondido, ¡cuánto más es un sacramento verdadero el matrimonio inmaculado!” (Regido bajo el Arcano AZF). La energía sexual sublimada, asciende por los cordones medulares de la columna vertebral desde las gónadas sexuales, formando el santo 8, el caduceo de Mercurio. Al tiempo que despierta los discos magnéticos, las siete iglesias del Apocalipsis, las ocultas y resplandecientes flores de los chacras de la anatomía oculta del hombre, que le confieren su trono sobre la creación. Es aquella serpiente que subió por la espalda del Buda abriendo su cresta sobre su cabeza protegiéndolo de la tormenta cuando iniciaba su peregrinación. Es el ascenso de la energía sexual hasta el cerebro, el bautismo de agua y fuego posible como redención en un matrimonio legítimo, presente como un símbolo en todas las religiones. Absurdo pensar en el gran arcano fuera del matrimonio o con más de una pareja. Insensato hacer del lecho sin mancha, mera lujuria disfrazada de anhelo espiritual. Sin rumbo sería llegar al lecho nupcial sin eliminar de nuestra psique todos los defectos que caracterizan a nuestro yo: deseo, ira, envidia, lujuria, pereza… El sexo es la suprema adoración a Dios. Números 21:9 “Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía”. El Arcano AZF es la clave regia, el secreto de los siglos, la sublimación de la energía creadora dentro de un matrimonio legítimo. El agua fecundada por el fuego despierta la conciencia mediante la destrucción del ego y el nacimiento de nuevos cuerpos en el hombre. Tal es el mandato, he aquí el lecho sin mancilla que encierra el misterio del bautismo. El bautismo solo es posible dentro de un matrimonio legítimo Evangelio de Felipe vers. 82: “…El bautismo es la antesala santa, la expiación es la santa de la santidad, la Alcoba Nupcial es la santa de las santidades. El bautismo conlleva la resurrección con la expiación entrando en la Alcoba Nupcial. Pero la Alcoba Nupcial es más exaltada que ésos” El noveno mandamiento de esta era oscura, es el descenso a la novena esfera, el sexo. Solo sublimando la energía sexual el hombre vuelve a su trono sobre la creación. En el matrimonio se encuentra la tabla de salvación. Enviado por: Rafael Merazo. Imagen 1: "La tempestad". Pierre August Cot. 1880. Imagen 2: "Venus y Cupido". Peter Paul Rubens. 1606 - 1611. Imagen 3: "Boda campesina". Jan Havicksz. Steen. 1649 - 1655. Décimo Mandamiento Lavaréis tus pies en las aguas de la renunciación Señalan los egipcios: Has todo lo que quieras, pero no te olvides que de todos tus actos tendrás que dar cuenta. Mis apreciables lectores, existe una ley cósmica llamada la Ley del Karma, también llamada Ley de la Balanza y Ley de Acción y consecuencia. Tal acción, tal consecuencia. Esta ley tiene dos aspectos: dharma que se traduce como premio y karma que se traduce como castigo. Todas las criaturas estamos sometidas a esta ley; es como una medicina que se nos aplica para nuestro propio beneficio, si actuamos bien en la vida, la Divinidad nos premia con una estadía feliz en este tapete de la existencia y al morir esa estadía se transforma en luz, alegría y bien estar en el otro mundo. Si, por el contrario, actuamos mal, el castigo se manifiesta, en este mundo, con miseria, dolor y tragedias y, en el otro, con dolor mucho más intenso y de duración que parece interminable en los mundos infiernos, inframundo maya o círculos infernales citados por el poeta y escritor italiano, Dante Alighieri. ¿Qué nos arrastra al mal comportamiento? Toda esa muchedumbre de yoes que cargamos dentro llamase lujuria, envidia, orgullo, ira, pereza, codicia, gula y todas sus interminables facetas que los caracterizan. Menciona Virgilio, el poeta de Mantua: “Si tuviéramos mil lenguas para hablar y paladar de acero, no alcanzaríamos a enumerar todos nuestros yoes defectos”. Esas abominaciones internas, deben morir, debemos exterminarlas de nosotros, ese es un muy buen negocio, pues cuando ya no tenemos yoes, ya no hay karma por pagar y nuestra conciencia se libera de la prisión del yo. Todas esas malas acciones o pecados, que existencia tras existencia vamos acumulando, van creando eso que se llama karma, y este se vuelve tan voluminoso que es simbolizado por la pesada cruz que lleva a cuestas Jesús el Cristo, por el horrible y enorme monstruo marino, Kraken, del drama del héroe Perseo y la princesa Andrómeda en la mitología griega y otros simbolismos más al rededor del mundo. Quien comprende la Ley del Karma, lleva paz a su alma, ya que sabe que toda deuda cósmica hay que pagarla y abona alegremente con buenas obras para equilibrar su balanza. El mandamiento 10 estipula: Lavaréis tus pies en las aguas de la renunciación, entiéndase, a través del trabajo con nuestras energías creadoras. El jueves santo recuerda el lavatorio de pies. El lavatorio simboliza lavar nuestro karma, desintegrar las maldades y lacras del pasado, es decir, con él quedamos limpios y puros. Esto naturalmente representa la santificación o Cristificación total, más tarde viene la transfiguración y entonces el cuerpo astral resplandece de gloria. Nadie podrá llegar al monte de la Transfiguración, sin haber pasado por el lavatorio: En las líneas de los pies están escritas nuestras pasadas reencarnaciones. En el Bundehesch, especie de evangelio ritual, se dice que en un aposento especial estaba el pozo del agua sagrada donde el sacerdote se daba abluciones antes de presentarse ante el altar del fuego. Sólo aquel que bebe el agua pura de vida, puede encender el fuego. Sólo quien lava sus pies en las aguas de la renunciación, puede encender el fuego. Sólo quien conserva el agua, la semilla, puede ritualizar con el fuego. Los Gnomos y Pigmeos de la Naturaleza tiemblan ante Coatlicue. Nosotros invocamos a Gob, para ordenar y mandar a los Gnomos de la tierra. Los Vórtices que tenemos en la planta de los pies obedecen al poder de Gob. Estos se mandan con la espada, con la vara. Bibliografía: Misterios Mayores, Décimo mandamiento de la era de acuario, Doctrina Secreta de Anáhuac, Matrimonio perfecto, obras de Samael Aun Weor. Enviado por: José Isabel Mauricio Vargas. Instructor gnóstico de Loreto, Zacatecas, Rincón de Romos Aguascalientes y La Cascarona. Imagen 1: "El Lavatorio". Tintoretto. 1549. Imagen 2: "Cristo lavando los pies de los apóstoles". Peter Paul Rubens. La Sabiduría del Ser 2 www.samaelgnosis.net Instituto Cultural Quetzalcóatl Gnosis La Sabiduría del Ser 1 www.samaelgnosis.net Instituto Cultural Quetzalcóatl Gnosis La Sabiduría del Ser 98 20 www.samaelgnosis.net Instituto Cultural Quetzalcóatl Gnosis